AMISTADES
Una cosa que teníamos todos quienes vivimos en Viña en los 70 u 80, era la ventaja de que éramos un grupo chico en una ciudad chica. Gracias a esa circunstancia era mucho más fácil mantener y cultivar la amistad.
Como ya he comentado, éramos pocos y nos conocíamos mucho. Era fácil encontrarse con quienes podíamos compartir algo en común. Aunque pudiéramos tener diferencias en muchas cosas, siempre aparecía algo que nos vinculaba.
El deporte, la religión, las fiestas, los colegios o incluso el café del sábado en la calle Valparaíso eran las cosas que nos unían. En un mundo sin internet, twitter o smart phones estábamos acostumbrados a vernos las caras y contarnos las cosas en persona. Esa era la forma de saber unos de otros.
Pocos colegios y tres universidades hacían que los grados de cercanía nunca fueran más de 2 o 3. En una época sin la “aldea global”, nuestra ciudad era un mundo en sí misma. En una sociedad sin el consumismo, la inmediatez, la informática o el exitismo, era lógico el tener tiempo para “estar juntos”; para poder conversarse un café o una Coca- Cola que durara todo lo que esa conversación debiera durar. Una tarde en Reñaca no tenía que estar llena de actividades; un juego de paletas podía durar hasta que los jugadores se cansaran y un “pucho” compartido era una especie valorada.
Juntarse seguido en la casa de alguien para conversar o guitarrear o sólo para estar juntos, era lo lógico. Ahí nos íbamos conociendo y las amistades o pololeos se iban afirmando, profundizando.
Una fiesta era eso. No un “carrete” para hacerse pedazos o curarse hasta quedar dados vuelta. No digo que no tomáramos o que fueran fomes. Es que el motivo era pasarlo bien, verse, juntarse; el copete era el complemento, no el protagonista.
La música eran las pocas canciones que había en los discos que teníamos unos u otros o el cassette que alguien había grabado de la radio, no las 400 bajadas de internet cargadas en un iPod.
La comida era la que lleváramos o la que los dueños de casa generosamente ofrecían. Panes de molde con queso derretido, una pre-pizza Ideal con tomates, jamón y queso gouda, papas fritas, Chis-Pop, galletas o una palta molida era todo lo que nos bastaba. Una botella de pisco daba para mucho más que un par de vasos de piscola.
Los amigos eran esos a quienes veías, con los que pasabas tiempo, con los que conversabas y cantabas y bailabas y te reías. No los 3.000 de facebook. Cada momento con ellos era un momento que valía, porque esa era la oportunidad de estar juntos. Hasta que volviéramos a reunirnos, no podíamos chatear o twittearnos.
Nuestro mundo era de personas, de caras, de temas o historias. Frases largas, canciones compartidas y bailes entretenidos. Conversaciones. Que alguien se fuera de Viña era una pena. Era quizás no volver a verse o a hablar por mucho tiempo. Era echarse de menos en la distancia.
Era un mundo en que podías tener más amigos que conocidos.
Era más lento pero más profundo.
PNB 2014
Comentarios recientes
Hola! Mi hija debe hacer su biografía en la cual debe ir su fecha de nacimiento, donde estudió y el año de la publicación de sus libros.usted me podría ayudar con esos datos por favor.
estimado don pablo mi hijo cursa cuarto basico y nos toco leer su libro las aventiras de romeo palote, detective, debemos hacer una ficha de usted y no hay mucha informacion de su fecha de nacimiento
Buenas tarde Pablo.
Por casualidad llegué a "Algunas Letras Compartidas " , donde narras la vuelta a clases , me fascinó , me llevaste de viaje al pasado ...
¡Gracias por tus hermosas narraciones!
Ma
Hola Janett, mi correo es: pnb1963@outlook.es. Encantado de estar en contacto y apoyarte en lo que necesiten. Abrazo